Gestión de Comunidades

Sabemos que cada comunidad tiene particularidades que las hacen únicas en cuanto a necesidades, protocolo de actuaciones, etc... lo que implica que a fin de prestar un adecuado servicio de administración de fincas nos debamos adaptar a los requerimientos particulaes que resulten necesarios, siempre con la base de lo que constituye nuestra filosofía de trabajo.

En primer lugar, el Administrador debe responsabilizarse de todos los asuntos de la comunidad, siguiendo las directrices marcadas por las Asambleas Generales de Propietarios y las instrucciones marcadas por su Presidente, pero esta tarea resultaría imposible sin la estrecha colaboración entre Presidente, miembros del Comité y administración. 

A tal fin, la oficina del Administrados debe resultar accesible y estar a disposición de los propietarios y la Junta de Gobierno para asegurar un buen funcionamiento de la Comunidad. 

En segundo lugar, la comunicación entre propietarios y la administración debe adapatarse a las necesidades de cada comunidad, y siempre bajo la supervisión de la Junta de Gobierno.

En tercer lugar, creemos que los propietarios deben exigir a su administración el mejor servicio a los mejores precios, al objeto de que mientras disfrutan de su vivienda, su inversión se revalorice. En este sentido, a nuestro criterio, los siguientes puntos son parte fundamental de las funciones de un administrador:

             - El estudio de las concretas necesidades de la comunidad, al objeto de conseguir la mejor relación calidad/precio.

     - Adecuada elección de los servicios y trabajos de mantenimiento que han de realizarse en la Comunidad, rentabilizándose su coste.

            - Identificación de aquellas áreas donde un mantenimiento preventivo pueda evitar gastos e inconvenientes futuros. 

  Estos principios fundamentales, junto con las tareas sistemáticas que a continuación detallamos tendrán como resultado una Comunidad bien mantenida y con un perfecto funcionamiento, lo que sin duda es el objetivo que todas las Comunidades deben alcanzar.

    El cobro de las cuotas de Comunidad es de gran importancia en el buen funcionamiento de una Comunidad y la experiencia nos demuestra que estableciendo los procedimientos adecuados y manteniendo el contacto personal con los propietarios, el n˙mero de morosos se reduce considerablemente.

    Otra de las materias nada desdeñables a la hora de alcanzar la tranquilidad y comodidad que merecen los vecinos, es la función de la administración como arbitro conciliador de los posibles conflictos de intereses que surgen entre los propietarios. Es la ignorancia de la regulación jurídica de cada uno de los supuestos la que provoca situaciones indeseables que podrían haberse evitado con una adecuada mediación y asesoramiento.